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01 Jun 2021

Prensa

El emblemático caso de contaminación por desechos tóxicos en Arica y su importancia para el proceso constituyente en Chile

Este 31 de mayo, Marcos Orellana, relator especial de la ONU sobre sustancias tóxicas y Derechos Humanos y miembro del directorio de GI-ESCR, publicó una columna acerca del caso de la comunidad en Arica (en el extremo norte de Chile) afectada por el depósito de desechos tóxicos provenientes de Suecia en la década de 1980. A su juicio, este caso demuestra que el reconocimiento de el derecho a vivir en un medio ambiente libre de contaminación, consagrado en la actual Constitución chilena, no es suficiente para prevenir que este tipo de tragedias suceda. El proceso constituyente en curso en Chile es una oportunidad para abordar estos problemas y asegurar mecanismos para que casos como este no se repitan en el futuro.

Familiares de las víctimas de contaminación por desechos tóxicos en Arica exigen justicia. Foto: 350.org/Flickr.

Familiares de las víctimas de contaminación por desechos tóxicos en Arica exigen justicia. Foto: 350.org/Flickr.

Este caso de contaminación con sustancias tóxicas ha sido largamente seguido por Naciones Unidas. El relator especial especial sobre sustancias tóxicas ha señalado que este caso se explica por “extrema negligencia o tal vez corrupción”. Además, ha señalado que la tragedia que sufren estas víctimas llaman la atención sobre el contenido presente en la actual Constitución chilena respecto de temáticas medioambientales: “Aquí la Convención Constitucional chilena tiene un gran desafío y oportunidad”, señaló.

Esta es una historia de larga data. En la década de 1980, la dictadura chilena autorizó a la compañía sueca Promel a trasladar más de 20 mil toneladas de desechos tóxicos desde el país nórdico hasta la ciudad de Arica, dejándolos abandonados en un terreno que en esa época no tenía uso residencial. Aunque se suponía que los desechos no eran dañinos, en realidad contenían grandes cantidades de plomo y arsénico, sustancias altamente tóxicas para los seres humanos. En la década de 1990, las autoridades autorizaron la construcción de viviendas sociales en las cercanías del lugar donde fueron depositados estos desechos. ¿El resultado? Cerca de 12 mil personas han estado expuestas a la contaminación y han experimentado distintas consecuencias en su salud, como cáncer, abortos espontáneos y problemas de desarrollo durante la gestación.

Lee la entrevista a Marcos Orellana en La Tercera

Lee la columna de Marcos Orellana en El Mostrador

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